martes, 19 de abril de 2016

Mi hija perdida.

Primer Capítulo: La primera vez que la vi.

Era mi primer día de trabajo, hacía dos años que había venido a Villena. Yo era de Andalucía.. Me encantaba este trabajo que empezaba nuevo. Me llamo Sabela, soy mediana de estatura, cariñosa aunque un poco firme. Tengo el cabello oscuro, mis ojos son marrones son a juego de mi cabello. Empezaba en un centro de día de menores. Era para menores con problemas o que no quieran ir al instituto...

Hace un tiempo perdí a mi hija, ella tendría días cuando me dijeron que había fallecido. Yo la tuve en un hospital de monjas, antes se tenían o ahí o en tu casa.  Pero han pasado 17 años de ello. Se llamaba Ariadna.  Ahora no sé como se llamaría, porque estaba segura de que estaba viva. No me creo que falleciera así por así, cuando los días que la tuve estaba bastante sana y la médico me dijo que era de las pocas de muchas que más sana estaba.

Estaba en el coche pensando en aquella noche que me dijeron que la había perdido a mi pequeña. Cuando de repente ya había llegado al centro.  Ni me había enterado de los km ni de los minutos que habían pasado. Aparqué y me fui hacia dentro,  donde estaban todos los chavales.

Fue ahí cuando me quedé quieta imaginando que sería mi Ariadna. Ella se llamaba Sara, pero yo sabía que era ella, que era mi niña. Me acerqué a ella lentamente y la saludé con un gesto y una sonrisa. Ella me dijo un "hola" y yo se lo devolví. La miré de arriba abajo y sabía que era ella, que era esa niña a la que había perdido.

Me fui para la oficina allí donde tenía que trabajar, aunque me gustaba más trabajar con los chavales tenía que hacer unos trabajos en la oficina o eso me había dicho la coordinadora del centro. Me metí en la oficina y escuché la puerta tres veces, yo estaba sola y abrí la puerta. Era ella, aquella niña. Le dije:

-Dime cariño.
-Nada... estaba buscando a Sandra la coordinadora, ¿sabes dónde está?-. Me preguntó ella muy nerviosa.
-No, no sé dónde está. Creo que ha salido, si viene le digo que has venido.

Cuando vino Sandra, la coordinadora le conté quien había venido, me preguntó a qué había venido y no sabía a qué así que le dije que no lo sabía y seguí trabajando.Ella se fue a buscarla, pero por lo visto no la encontraban. Salí haber que pasaba y era que no encontraban a mi pequeña, así que me dispuse a buscar. Busqué por todos los sitios, pero no la encontraba. Solo encontré una chaqueta que supongo que sería la suya y una nota. Abrí el sobre y ponía:
"Siento mucho lo ocurrido, pero me tenía que ir". Le di la nota a la coordinadora y llamaron a la policía. No sabía por qué se había ido así de repente. No lo entendía... 

Vi que había dejado el móvil en una caja donde se les requisaban y se guardaba ahí. Lo cogí y miré a escondidas lo que escondía lo que le pasaba. Intenté buscar que le pasaba a través de su móvil pero no encontraba nada. Seguía sin entender por qué se había ido así.

Sandra me preguntó si había dejado el móvil yo le tuve que decir que si por desgracia. Si no se lo hubiera dejado, la habríamos intentado localizar a través de una llamada o algo. Me sentía mal por si había sido por mi culpa. No me cabía en la cabeza por qué se había ido.

Vino la policía. Preguntaron a todo el mundo si alguien sabía de algún  comportamiento raro últimamente. Pero nadie sabía nada, preguntaron si alguien podía saber donde se había ido o algo. Pero todo el mundo quedó callado. Nadie supo nada y todo el mundo se puso a buscar de nuevo. La policía buscó por allí cerca, porque pensaron que en tampoco tiempo podía haber ido muy lejos.Una llamada interrumpió mis pensamientos:

-Hola, ¿quién eres?-.Pregunté yo preocupada aún por mi niña.
-Soy yo, Sara. Escucha no  sé como he conseguido tu número pero el caso es que lo he conseguido. No digas a nadie donde estoy pero te necesito-. Dijo ella.

Yo me alegré al ver que la había encontrado,  salí de allí con el coche corriendo. La gente me preguntaba que a dónde iba tan corriendo, pero yo no respondí.  Me subí al coche lo antes que pude, aunnque los policías me preguntaban aún yo en el coche. Salí lo más rápido que pude en busca de mi niña. En cuanto llegué me la encontré escondida en una casa antigüa:

-¿Qué pasa chiqui? Todo el mundo está buscándote, ya sé que soy nueva en el centro pero si te puedo ayudar dímelo.
-Simplemente estoy mal, pienso que nadie me quiere. Y me están ocurriendo varias cosas que dan igual-. Me decía ella.
-A mí no me dan igual. Son cosas que no dan igual, ya sé que apenas nos hemos visto pero no me da igual. Piensa que la gente te quiere y te quiere ver bien...
Continuará...