Jean una chica con problemas de estar en el instituto, asuntos sociales; su psicóloga Angels la que le aconsejó estar en un centro de día. Ya que en Witheycity una ciudad pequeña de Yoy un país muy lejano había un centro llamado el Cerezo. Y ya que Jean había tenido muchos problemas judiciales la metieron al centro. Jean entró en el centro insultando a quien por su lado, le dejaban las cosas claras pero ella no hacía caso. Allí habían chicos/as como ella, pero había un chico que era lo contrario a ella. Un chico educado con estilo, un chico encantador, daba gusto estar con él al lado. Un chico tímido que no hablaba con nadie, solo hacía caso a todo lo que le decían sin decir palabra ni rechistar.
Jean sin embargo, era una chica problemática o follonera como lo quieras llamar. Una chica que en todo se metía, a todos insultaba y así nadie la quería. Todos le daban de lado por como era, menos los que eran como ella. Pero Jean dentro de ella tenía un gran secreto o un gran misterio, que era que tenía la felicidad escondida que solo con gente de muy buena confianza la sacaba. Jean solo la sacaba con una persona, ya que era en la única que confiaba su mejor amigo Carlos. Jean desconfiaba mucho de la gente, había tenido muchos problemas para desconfiar y la gente la entendía. Pero la rechazaban por conforme era, sin embargo, Carlos la aceptaba como una persona normal. Ni la despreciaba ni nada de eso, al revés la apoyaba. Eran como hermanos y Jean era con la única persona que se reía.
Jean pasaba por al lado del chico misterioso que no había hablado con nadie del centro desde que empezó, solo contestaba con hechos y sonrisas en su rostro.
El chico misterioso se llama Pascual era tan tímido que se apartaba de la sociedad de tal forma que parecía que no quería estar, pero al revés lo que más le gustaba era estar con la gente y ayudarlas. Así que la única forma de ayudar, ya que no hablaba escribía textos psicológicos. Se ponía a escribir en un blog que tenía con otra identidad, nunca utilizó la suya. Le llamaban el chico misterioso ya que no dejaba verse. A Jean una de las veces le dejó un texto en sus pies. Nunca se había identificado y le puso:
"Me llamo Pascual, todos me tratan como el chico misterioso ya que mi gran misterio es escribir textos psicológicos sin identificarme, pero contigo he notado algo especial y veo que eres importante que tu impotencia de pagarla con las demás personas es de la rabia que tienes en tu interior; pero si me escuchas yo te puedo aconsejar y llevarte a un lugar de colores. Soy muy tímido para hacer esto porque nunca he hablado con nadie ni me he identificado en mi blog, pero contigo ha sido diferente ya que eres muy muy especial".
Jean al ver el texto se fue corriendo al aula y le dijo a su monitora Kate que si le ayudaba a escribir correctamente y así hizo Kate. Empezó a escribir y se lo dejó como él hizo a los pies.
"Yo soy Jean y tienes razón, pero no deberías ser tan tímido. Al igual que tú te has interesado en apoyarme que nadie lo había hecho, me gustaría ayudarte a quitarte la timidez. Si tú me dejas te ayudaré y tú me ayudarás. Pascual no tienes que tener esa timidez porque las personas no muerden, al igual que tú me has visto especial yo te he visto distinto a los demás. Y alguien que se merecería identificarse en una página ya que ayuda. Te ayudaré a quitarte esa timidez, porque mereces que la gente sepa que eres tú quien la ayudas." Jean a pesar de que era muy problemática en el fondo tenía algo especial. Cuando se volvieron a cruzar, después de leer el texto de Jean, Pascual se quedó parado con una sonrisa en la boca en frente de Jean y le dijo "gracias" simplemente soltó esa palabra que para Jean le hizo mucho. Le saltó una sonrisa, una sonrisa que jamás había soltado en su vida.
Al día siguiente se volvieron a cruzar y poco a poco Pascual iba soltándose más con Jean.
No hablaba con nadie, solo con Jean soltaba algunas palabras. Lo único que le pasaba a sus pies eran textos para ayudarla.
Una vez después de mucho tiempo mandándole notas se le ocurrió a Pascual decirle el consejo por sus palabras. Así pensó que lo iba a entender mejor y se podía expresar más. Se sentó en el banco habiéndole puesto una nota explicándole a Jean donde estaba. Jean fue con una sonrisa en la cara, de ver que la ayuda iba a ser con sus propias palabras.
Pascual al lado de Jean mirándola le dijo:
-Jean, verás me va acostar un poco decirte con palabras pero voy ha hacer todo mi esfuerzo.
Jean le calló diciéndole:
-Ya lo has hecho, ya me has dicho más de dos palabras así que podrás.
Pascual respiró muy hondo y empezó a decirle:
-Verás esta semana aunque hayas insultado a Jake el cocinero has estado muy bien. Pero tienes que corregir el respirar antes de insultar y en vez de un insulto date un suspiro y di en que ayudo. Me pareces buena chica pero no me gusta verte tan aferrada en ti misma sin sonreir al mundo. Ya sé que en un pasado has tenido problemas, como todos pero no la tienes que pagar con nadie y menos contigo misma. Me da tristeza verte así.
Jean dejándole sin palabras con lágrimas en los ojos le dijo:
-Verás Pascual tienes mucha razón, pero después de ver como mataban a mi madre de un disparo me hace tener rabia hacia mí misma, me perjudica lo sé pero jamás voy a salir de ello. No es tan fácil como la gente dice. Pascual le dijo interrumpiéndole:
-Pero no tan difícil como parece, te mereces lo mejor y aunque hayas pasado un mal trago debes seguir hacia delante. Yo tampoco tengo padres mi madre murió de cáncer y mi padre nos abandonó a los dos. Mi madre y yo nos quedamos solos hasta que falleció y me dieron a un centro de acogida donde me adoptaron dos personas que me ayudaron haber el pasado bueno. Los recuerdos que viví buenos con mi madre esos siempre van a estar ahí. Yo sé que en algún lugar del mundo me vigila mi madre.
Jean volviendo a sollozar le dijo:
-¿Cómo lo hicistes? Yo no puedo, aún recuerdo cuando estaba debajo de la mesa mientras mi madre diciéndome que corriera bien lejos y yo no podía correr. La quería salvar pero no pudé solo escuché el disparo y verla caer a mi lado mientras me decía te quiero. Eso fue muy duro para mí. La gente me entró rabia y tengo odio a casi toda la gente.
Pascual intervino explicándole que no toda la gente era igual y que no se merecían los insultos. A raiz de haber acabado la conversación cuando Jean se estaba levantando diciéndole espera Pascual le dio un abrazo.
Jean se sintió querida con fuerzas. Algo para ella extraño que nunca había notado, algo positivo. Ella comenzó a ver las personas de otra forma tras decirle Pascual eso.
Al día siguiente a Jean sus monitores la vieron distinta.
A Pascual también lo vieron más hablador. Al menos ya preguntaba como se estaba y pequeñas cosas que le iban soltando cada vez más.
En ese día Jean tan feliz que estaba a Pascual se le ocurrió enseñarle su sitio secreto. En el mismo Cerezo bajo un arco de rosas con unos cuadros preciosos pintados por Pascual.
